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jueves, 15 de noviembre de 2007

“Tito” Flores Galindo el “Gran articulador”

Este jueves a las 7:00 p.m. se realizó el homenaje al historiador Alberto Flores Galindo en la Biblioteca Nacional por el Coloquio “Lo Cholo en el Perú”. La reunión comenzó con 10 minutos de retraso (tanto mío como de Juan Acevedo). La sala del auditorio se caracterizó por medio llenarse con experimentadas canas y jóvenes barbas.

Francamente llegué sin saber que esperar, disculpen la ignorancia pero hasta este jueves 15 no sabía quien era Alberto Flores Galindo. Su nombre replicaba en mi memoria pero nada mejor que conocer a “Tito” a través de sus amigos: José María “Chema” Salcedo, Antonio Zapata, Juan Acevedo y Marfiel Francke.

“Chema” fue el primero en relatar algunas anécdotas. La más memorable fue: un día que se encontraron en el cine “Le Paris” de la Colmena (un cine afrancesados en sus inicios, hoy hueco de arrechos fanáticos de la pornografía). Ese día “Tito” salía del cine y “Chema” entraba, este último le preguntó: ¿Qué tal la película?, la única respuesta que consiguió de un anonadado Galindo fue: “Acabo de ver a la mujer con la que me voy casar”. Tiempo después se casaría con Cecilia Rivera quien interpreto a Flores en la película Aguirre, la Cólera de Dios. La cual relata la expedición de un lunático Lope de Aguirre a la selva peruana, con el objetivo de conquistar El Dorado, la tierra prometida del oro según las creencias indias.

Asimismo, Antonio relató las experiencias que tuvo con Galindo tanto en su vida de alumno en la Universidad Católica como de profesor en la Universidad Libre en Villa El Salvador a finales de los 80. La Universidad Libre fue un espacio en la que los pocos profesionales que trabajaban en Villa decidieron brindar clases sin ninguna restricción a la población de una ciudad que recién nacía. Al parecer “Tito” era un hombre que buscaba unir el mundo fragmentario que es nuestro país.

Por otro lado, Marfiel (quien llegó 20 minutos tarde) mostró al “Tito” profesor, al apasionado, una persona que le enseñó a estudiar el pasado para comprender nuestro presente y a ver la historia desde el punto de los vencidos. A la vez Juan agregó la visión por un “Tito integrador”, que le gustaba conversar con quien se le cruce. Un intelectual no de libros sino de las experiencias. Experiencias plasmadas en sus obras, entre las que (sino me equivoco) destacan: “Los mineros de Cerro de Pasco” y “La búsqueda del Inca”.

La noche fue más que agradable porque conocí a un soñador, un idealista, un historiador que vivía la historia no para repetirla sino para crear nuevos caminos que lo conduzcan a una utopía (de más necesaria). Una persona que mostró lo plural de nuestra identidad. Un hombre que aborrecía la indiferencia a la que podemos llegar sobre la Violencia Política que empezaba en los ochentas (indiferencia en la cual creo seguimos sumergidos). Un “Intelectual Orgánico” y “Un gran articulador” ese era “Tito” para sus amigos. Y es que conocer a una persona es conocer a sus amigos y querido “Tito” que grandes amigos has tenido.

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